¿Volverá a comer? ¿Volveré a comer?

Aunque cada disfagia es distinta en casa persona con daño cerebral, nuestra área de logopedia quiere explicar las variables para volver a comer

En un post que ya publicamos “¿Volverá a hablar? ¿Volveré a hablar?”, hicimos un acercamiento a esas dos preguntas. En este post, desde el área de logopedia queremos abordar la misma cuestión, “volver a…”, pero en este caso referida a la disfagia.

No son pocos los pacientes que recuerdan, y nos recuerdan, la primera vez que empezaron a ingerir alimentos tras el daño cerebral (o el primer recuerdo que tiene de hacerlo conscientemente). Unos lo hicieron en la UCI, otros en casa, otros en nuestro propio Instituto de Rehabilitación Neurológica. También tienen en la mente grabado el día que les quitaron la SNG (sonda nasogástrica) o que les pusieron o quitaron la PEG (gastrostomía percutánea). Cada uno tiene sus propios recuerdos diferentes y variados pero, lo que todos tienen en común, es el deseo de “volver a comer”.

¿Volverá a comer nuestro paciente?

De nuevo, una pregunta tan amplia que conviene centrarla un poco. ¿Volverá a comer un poco? ¿Volverá a comer casi todo? ¿Volverá a beber agua? ¿Volverá a comer como antes?

Variables y más variables se juntan para intentar responder a estas preguntas:

  • La localización y amplitud de la lesión: No es lo mismo una pequeña lesión cortical que una lesión grave del tronco cerebral
  • Estado de alerta del paciente: A mayor colaboración, mayor seguridad en la deglución
  • Afectación de la movilidad y los reflejos deglutorios: obviamente, cuanto mejor se encuentren, mejor pronóstico.
  • Edad del paciente
  • Implicación y colaboración del entorno y de la familia: fundamental contar con vosotros para poder optimizar el tratamiento

Con todo esto, podemos plantearnos un inicio de tratamiento y una dieta inicial (ya sea de una ingesta casi completa de alimentos vía oral, a una prescripción de “no ingesta oral”).

¿Hasta dónde llegaremos?

Ésa es la gran cuestión.

Pese a que TODOS los pacientes desean normalizar su alimentación, los logopedas intentamos siempre plantear al paciente objetivos realistas y paso a paso, siendo en ocasiones el acceso a una dieta basal (normal), y en otras, conseguir que el paciente degluta de forma segura una pequeña cucharada de yogourt. Todo dependiendo de la valoración inicial de todas las variables antes mencionadas.

Lo primero que tenemos en cuenta para adaptar una dieta es la seguridad de esta. Es decir, NUNCA pautaremos un alimento que nos genere dudas acerca de su seguridad y, tanto cuidadores como familiares, deben respetar estas pautas. Por mucho que el paciente pida algo, si está fuera de la dieta NO debe dársele. SU VIDA ESTÁ EN JUEGO, y ésta es una frase dura, pero real y nada metafórica.

Luego, poco a poco, se irán introduciendo nuevos alimentos a la dieta (si se considera adecuado), o se planteará la adaptación de otros alimentos a la consistencia y volúmenes adecuados, (por ejemplo, si un paciente tiene pautada una dieta triturada, ¿puede comer tortilla de patatas?, por supuesto que sí, pero tiene que ser triturada.)

¿Y ahora qué?

Con el tiempo, tanto el paciente como la familia van adaptándose a esta nueva situación. Puede que con la rehabilitación se haya conseguido mucho y el paciente ya “pueda comer normal”, pero en muchos casos esto no es así.

La experiencia nos dice que en la disfagia, ya sea gracias a la mejora de movilidad y activación de reflejos, o al uso de estrategias posturales, o a la adaptación de dieta, los pacientes suelen conseguir avanzar (aunque sea un poco). El que no podía ingerir nada, ahora ya consigue saborear pequeñas cantidades de alimentos tamizados sin que se le filtren a los pulmones, el que necesitaba tomar el agua a cucharadas ahora lo hace a pequeños sorbos, el que se atragantaba con la tortilla ya puede comerla. Por el contrario, otros pacientes ingresan alimentándose por PEG y al cabo de unos meses ya están comiendo paella.

¿De qué depende?

De todas y muchas más variables antes mencionadas.

Como ya hemos dicho en otros posts, es fundamental evitar comparaciones con otros pacientes, especialmente realizar estas comparaciones con los pacientes delante, ya que, si podemos decir que cada afasia es diferente de las demás, también debemos saber que cada disfagia va a ser completamente distinta de las otras.

No queremos despedirnos sin nuestra recomendación principal:

Haced caso de vuestro logopeda o profesional clínico cuando os indique las pautas de alimentación

Al igual que vosotros, nuestro deseo es que el paciente coma, si es posible de todo, por la boca, pero recordad que, antes que eso, la seguridad y la vida del paciente van primero.

 

Imagen: Pixabay

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