Síndrome Hombro – Mano tras un ictus

Como ya comentamos en post anteriores, el dolor tras un ictus es un síntoma frecuente que provoca un alto grado de discapacidad. Uno de estos cuadros dolorosos que pueden aparecer tras un ictus es el Síndrome Hombro Mano, que se encuadra dentro del Síndrome de Dolor Regional Complejo Tipo I.

Aparece en un 12,5-27% de los pacientes con ictus. Ni su etiología ni su fisiopatología están muy claras, parece que es consecuencia de alteraciones a distintos niveles del sistema nervioso mediadas por el sistema nervioso central. Existen ciertos factores relacionados con su aparición como la subluxación gleno-humeral, la severidad del déficit motor, trastornos sensitivos, el síndrome de negligencia unilateral…

DIAGNÓSTICO DEL SÍNDROME HOMBRO MANO

Su diagnóstico es fundamentalmente clínico. Suele aparece entre uno y seis meses tras el ictus, aunque es raro que ocurra a partir del quinto mes. Es fundamental el diagnóstico precoz puesto que cuanto más tarde se inicie el tratamiento, más difícil será controlar el dolor. Además puede limitar de forma considerable la rehabilitación y condicionar la funcionalidad del miembro.

FASES DEL SÍNDROME

Si no se trata la evolución natural del síndrome se divide en tres fases:

  • Fase 1 aguda o hiperémica: puede durar hasta 3 meses. Aparece edema en el dorso de la mano y dedos, calor y dolor que aumenta con la movilización. Es característico en el Síndrome hombro-mano el dolor ante la compresión de las articulaciones metacarpofalángicas.
  • Fase 2 distrófica: aumenta la intensidad del dolor. Aparece sudoración y piel fría. Aumenta la rigidez.
  • Fase 3 atrófica: disminuye el dolor. La piel se vuelve fina, pálida y brillante. Marcada rigidez y limitación articular.

Como exploraciones complementarias se pueden realizar radiografías, donde se puede observar el patrón clásico de osteoporosis moteada, a las 4-8 semanas de iniciarse el cuadro; la gammagrafía ósea con tecnecio 99, que detecta anomalías más precozmente que la radiografía simple o la densitometría ósea, que puede evidenciar una disminución de la densidad mineral ósea.

PREVENCIÓN

Es importante su prevención. Ésta se basa en intentar evitar o minimizar el riesgo de lesiones microscópicas de partes blandas del miembro superior. Algunas medidas son: evitar la flexibilización pasiva de dedos y muñeca por parte del propio paciente, la movilización pasiva de cada articulación aislada, procurar el recentraje articular del húmero, o el empleo de ortesis coaptadoras, electroestimulación y otras medidas correctoras de la subluxación del hombro.

TRATAMIENTO

En cuanto al tratamiento no existe ningún protocolo establecido en la literatura. En nuestro servicio, en base a nuestra experiencia clínica, empleamos distintos fármacos dirigidos a combatir las manifestaciones clínicas como bifosfonatos, gabapentina, lacosamida, tapentadol o corticoides en casos con importante componente inflamatorio. Además del tratamiento farmacológico se pueden asociar otros abordajes terapeúticos como la terapia en espejo y la imaginería motora.

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