Lo que nadie me había contado sobre el autismo

Hace ya un tiempo que me surgió la posibilidad de trabajar con niños y niñas con autismo. Por aquel entonces me lo planteé como un desafío, un desafío ilusionante, pero un desafío al fin y al cabo. De alguna manera, siempre es un reto pasar de los libros a la acción… Entre otras cosas, porque en los libros hay muchas cosas que no saben ni te dicen. Además, todos sabemos que hay cosas que sólo se comprenden viviéndolas

Pero no hace falta haber estudiado o tener una persona con autismo en tu vida, para haber escuchado “algo” sobre autismo.

Se dice de los niños autistas que su mayor dificultad radica en la comunicación, pero no se suele decir qué satisfactorio es un sólo momento de estar con ellos, ni cómo una mirada, una sonrisa, un abrazo, un brillo en sus ojos, un buscarte para jugar al escondite, un “¿jugamos los cuatros juntos?”, un “¿cómo quieres el agua?” pueden alegrarte el día…

También se dice que funcionan con otros códigos: “más visuales que auditivos”, lo que nadie suele decir es que son capaces de cambiarte tus propios códigos, que cada día sin proponérselo te enseñan; te enseñan la diferencia entre lo urgente y lo importante, te enseñan a escuchar más allá de las palabras, te muestran lo complejo que a veces resulta el mundo y la sencillez con que ellos lo miran.

Hay artículos que hablan sobre la disfunción de sus neuronas espejo que hace que les cueste imitar; de lo que no hablan esos artículos es como ellos te sirven de espejo; un espejo que no te juzga pero te muestra sin reserva lo que eres y cómo estás.

Se hacen clasificaciones según las dificultades que los caracterizan, pero haría falta un inventario de algunas cualidades que los definen, entre las que sin duda estarían nobleza, inocencia, ternura, y sobre todo su capacidad para sacar lo mejor de ti…

Y de lo que nunca nadie me habló y que no deja de sorprenderme y enriquecerme es de sus PADRES, de la fortaleza y optimismo que les envuelve.

Y en este acto de sinceridad, sería poco honesto no decir que también hay días duros, momentos difíciles para los que tampoco hay “manual de instrucciones”. Pero, esto creo que no es exclusivo del autismo. Y me pregunto… ¿No es acaso esto parte de la vida?

Así que es por esto que hoy me permito escribir como profesional, pero sobre todo como persona, como persona que hoy llevará algo azul porque agradece que el autismo entrara en su vida, con toda su potencia, con todas sus revelaciones y sobre todo con toda su autenticidad… Porque para mi hoy es un día de concienciación; pero sobre todo es un día de celebración; de celebrar la diferencia, de celebrar que cuando abrimos la puerta a la diferencia, esta entra en nuestras vidas para enriquecernos y transformarnos.

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