La evaluación neuropsicológica en la infancia

La evaluación neuropsicológica infantil consiste en valorar las funciones cognitivas, conductuales, emocionales del niño

La evaluación neuropsicológica consiste en valorar las funciones cognitivas, conductuales, emocionales que pueden estar alteradas como consecuencia de una afectación funcional/estructural del Sistema Nervioso Central (SNC). En nuestro artículo de hoy os queremos hablar de los motivos y el proceso de una evaluación neuropsicológica en la infancia. Pero antes, definamos un poco el campo de las personas a las que nos referimos.

La infancia es un periodo del ciclo vital impreciso, hay quien lo estipula desde el nacimiento hasta los 12, 16 o 18 años. Pero si tenemos en cuenta el desarrollo estructural y funcional del niño, el periodo se ampliaría desde prenatal hasta la adolescencia, edad adulta. Se trata de una etapa de la vida influenciada por múltiples variables que pueden afectar al desarrollo normoevolutivo del niño, tanto congénitas (genéticas, metabólicas,…) como adquiridas (Accidentes cerebrovasculares, Traumatismos cráneoencefálicos,…) así como por factores psicosociales (nutrición, disciplina: por exceso y por defecto, escolaridad, relaciones sociales…).

Pensar en la infancia es pensar en un ser en desarrollo. Partimos de un cerebro que no ha adquirido todavía todas las habilidades cognitivas. En este sentido, el cerebro tiene unas estructuras especializadas en ciertas funciones. Cada una de ellas, tiene un periodo de maduración y especialización concreto. Hay que conocer dicho proceso para saber según edad cronológica qué esperar o qué pedirle al niño. En los niños la disfunción cognitiva puede ser cambiante, y, a medida, que el cerebro va desarrollándose, pueden aparecer características nuevas.

Motivos para solicitar una evaluación neuropsicológica en la infancia

  1. Identificar y cuantificar déficits cognitivos y conductuales derivados de lesiones cerebrales de distintas etiologías que implican un riesgo de afectación cognitiva.
  2. Determinar secuelas sociales, escolares, familiares, legales y personales derivadas de la lesión.
  3. Alteraciones emocionales o del comportamiento.
  4. Recabar información para diseñar un programa de intervención destinado a mejorar las dificultades o potenciar las habilidades detectadas.
  5. Permite recomendar el tipo de escolarización ajustada a las características del niño, valorar si es preciso un plan individualizado o incluso recomendar adaptaciones metodológicas para mejorar el rendimiento escolar.
  6. Diagnóstico diferencial.
  7. Monitorizar la evolución del caso y eficacia de los tratamientos: farmacológicaos, educativos o reeducaciones específicas.
  8. Investigación.
  9. Contribuir al diagnóstico de un gran número de trastornos del neurodesarrollo
  10. Saber el perfil de habilidades cognitivas de algún trastorno del aprendizaje de familiares próximos.

Proceso de la evaluación neuropsicológica infantil

Previo a la valoración considerada como la aplicación de diferentes pruebas, hay que dar una serie de pasos que son de igual importancia. Tendremos en cuenta la edad de la persona, su historia clínica o anamnesis. Observaremos, interaccionaremos y finalmente aplicaremos pruebas. Este orden es importante.

  • La edad, como comentamos anteriormente, es primordial para saber qué esperar.
  • La anamnesis, es la fórmula que nos guiará en la exploración y en el juicio clínico diagnóstico. En este punto enfocaremos la entrevista, que generalmente se da con los familiares (padres), a conocer información sobre lo que ocurre en este momento, cómo se han ido desarrollando los hitos desde el principio, cuando fue la primera vez que observaron que algo no marchaba como debía, si se ha dado algún retroceso y qué otros profesionales o a qué otras terapias ha asistido. También es importante si toma algún fármaco, los antecedentes familiares y personales. Extraemos nuestra primera hipótesis según contexto familiar y escolar.
  • Observación del niñ@ en consulta y posteriormente en la aplicación de las pruebas. La conducta del niño en consulta, al ser más libre, nos dará información más fiable del comportamiento habitual en contextos socio-familiares. Así pues, observaremos su participación, atención y lenguaje, así como el nivel de actividad y nivel de independencia. La información durante la realización de un test puede ser equívoca y ofrecer información distorsionada. Por lo que hay que comparar ambas conductas.
  • Se decide la selección de los tests y cuestionarios (según edad, fiabilidad y validez del test y utilidad). Ello se hace sin olvidar que los contenidos deben ajustarse a las capacidades y posibilidades de cada niño para que aporte la información adecuada. Para ello, se tiene en cuenta:
  1. Las funciones a evaluar.
  2. La finalidad de la evaluación.
  3. Las limitaciones según características del niño.
  4. Edad.
  5. El repertorio con el que contamos.
  6. El tiempo del que dispongo.
Reglas:
  • Tratar a cada persona como una individualidad.
  • Pensar en lo que se está evaluando y haciendo.
  • Ser flexibles, abiertos de mente y añadir imaginación a la evaluación.

De esta manera, es importante crear un ambiente agradable para una buena interacción y potenciar la colaboración, para ello, los primeros minutos serán de juego o para hablar de algún tema atractivo.

Así pues, no se debe sobrecargar al niño con numerosos tests. Cuando un test ya nos ha dado información ya no debemos pasar otras pruebas para la misma función.

  • Interpretar los datos obtenidos
  • Comunicar los resultados y posibles recomendaciones/pautas

Área de terapia cognitiva del Servicio de Neurorrehabilitación de Vithas Elche.

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