La terapia cognitiva como punto de partida

Dibujo que representa a un profesional del Instituto de Rehabilitación Neurológica en terapia cognitiva con un paciente de daño cerebral

Para entender lo que son los procesos cognitivos en primer lugar, podemos atender a la infinita información que hay a nuestro alrededor en todo momento. Gracias a nuestros 5 sentidos: vista, oído, tacto, gusto y olfato, esta información entra a nuestro cerebro para ser procesada, permitiéndonos tomar decisiones y actuar sobre nuestro entorno. Las acciones pueden ser meramente simples, como elegir qué color de camiseta llevar hoy, o más complejas, como decidir qué hacer en una situación de emergencia.

La palabra cognición viene del latín y significa, «conocer», “saber”. Por lo tanto, podemos decir que pertenece o está relacionado al conocimiento. De esta manera, hablamos de la facultad de un ser vivo para procesar información a partir de la percepción, el conocimiento adquirido (experiencia) y las características personales, que permiten analizar la información, desarrollar planes de acción y emitir respuestas adaptadas en cada momento.

En pacientes con daño cerebral, los procesos cognitivos se ven alterados o disminuidos en su funcionamiento. Así pues, encontraremos dificultades en procesos intelectuales tales como: la atención, la memoria, el funcionamiento ejecutivo, las capacidades visuoespaciales y el procesamiento del lenguaje.

El objetivo principal de la Terapia Cognitiva es estimular y mejorar los procesos cognitivos con la asistencia y guía de nuestro terapeuta. Es importante destacar que, trabajar en terapia para conseguir una buena capacidad atencional o un buen almacén de memoria, ayudará mucho a que los aprendizajes en fisioterapia, logopedia o terapia ocupacional, puedan ser asimilados adecuadamente y utilizados posteriormente en la vida diaria de cada paciente.

Durante las sesiones de terapia, y habiendo delimitado los objetivos gracias a la valoración neuropsicológica, trabajaremos aspectos como:

Atención

Constituye la puerta entrada de información a nuestro organismo. Una vez captada, nuestro cerebro trabaja con ella descifrándola, manipulándola y organizándola.

Podríamos graduar la atención en diferentes niveles:

– Atención arousal: estado general de activación, supone estar despierto y mantener el nivel de alerta para recibir estímulos a través de los sentidos.

– Atención sostenida: es la capacidad para mantener la atención durante un periodo de tiempo prolongado. Por ejemplo, mientras leemos un libro o vemos una película.

– Atención selectiva: se pone en marcha para que podamos seleccionar adecuadamente los estímulos que nos interesan inhibiendo el resto. Por ejemplo, buscar en un mapa la calle en la que nos encontramos o atender a la conversación con unos amigos en un bar ruidoso.

– Atención alternante: atención que se activa para facilitar cambios rápidos y fluidos entre tareas cognitivas diferentes. Por ejemplo, practicar una nueva receta de cocina, atendiendo de manera alternante a las necesidades de un niño.

– Atención dividida: es la capacidad para atender a dos tareas cognitivas al mismo tiempo. Por ejemplo, seguir una conversación telefónica mientras organizamos la habitación. Asimismo, durante la conducción, actividad compleja en la que intervendrían TODAS las atenciones, debemos atender al manejo del vehículo, al tiempo que atendemos a la vía y todos sus estímulos cambiantes.

Función ejecutiva

Se encarga de dirigir al resto de procesos cognitivos mientras resolvemos de manera eficaz una tarea. Analiza, organiza, planifica, estima tiempos de ejecución y anticipa resultados, autorregula recursos personales, ayuda a aprender de los errores y nos permite adaptarnos a circunstancias cambiantes. La necesitamos por ejemplo, en la organización de un viaje o en la preparación de una cena para la familia.

Memoria

Se refiere al recuerdo. En terapia estimulamos los nuevos aprendizajes y favorecemos el acceso y la recuperación de los previos. Así, hablamos de memoria retrógrada cuando nos referimos a acontecimientos anteriores al daño cerebral; memoria anterógrada cuando nos referimos al recuerdo de acontecimientos ocurridos entre el daño cerebral y el momento presente, y memoria prospectiva cuando recordamos acontecimientos venideros (una cita, un cumpleaños próximo, etc.).

Capacidades espaciales, visuoconstructivas y visuomotoras

Estas funciones, facilitan la percepción a nivel visual del color, tamaño y forma de los objetos y espacial, ubicación de los mismos en el espacio, situación respecto de uno mismo y distancia entre ellos. Las empleamos en tareas como movernos dentro de nuestro hogar sin tropezarnos con los muebles, ser capaces de captar la belleza de una obra de arte u orientarnos en un lugar desconocido mediante referencias visuales. También son empleadas en tareas que requieren la coordinación ojo-mano tales como, la escritura o la higiene personal. Igualmente, son indispensables en el montaje de una maqueta o en la construcción de un puzzle.

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